Desafío Catedral 2021

El Desafío Catedral se instala ya definitivamente dentro del Club como un evento multi-deportivo sin igual, transversal a varias Capitanías, Disciplinas y Sedes, un punto de contacto de socios, sedes y deportes donde los valores de autogestión, horizontalidad, camaradería se mezclan con un paisaje fascinante.

Desde sus comienzos hace 5 años, cuando iniciamos con el Desafío Rincón en la sede Arbolito de Villa La Angostura con 19 participantes en total (sin contar el Cruce del Rio de la Plata) al Desafío Catedral actual con 78 competidores y 88 participantes, las carreras de pruebas combinadas se hicieron un merecido lugar en la agenda deportiva y social de nuestro querido Club.

 

I. Preparativos y novedades

Este año nos quedamos con muchas impresiones de lo que vivimos estos cuatro días de pura aventura.

El primer desafío fue mentalizarnos que en pandemia esto se podía hacer, hasta comienzos de diciembre no lo sabíamos, y realmente fue una apuesta fuerte de parte del Club, a pesar de ciertas inquietudes lógicas.

La inscripción a los 3 días de haberla divulgado llegó a 60 personas, casi igual que el total de participantes del año pasado; finalmente fueron 78 competidores y unos 10 voluntarios familiares y amigos colaboradores, algo totalmente inesperado en este contexto. Esa cantidad fue otro desafío a resolver con la logística de los que nos daban el servicio de bicicletas y kayaks, y desde luego el hospedaje limitado por el Protocolo que el Club mismo había enviado al Municipio para habilitar la Sede Catedral cuyo aforo llegaba a 50 personas nada más.

Por lo tanto tuvimos que  salir a buscar opciones para quienes no entraran en el refugio y finalmente consideramos principalmente por cercanía y condiciones económicas la Hostería Dinko que nos atendió muy bien y con similares prestaciones que el Club le ofrece la sede a los socios. 

Esta obligada división de grupos produjo la necesidad de realizar un orden de prioridades y un sorteo de los inscriptos para alojarse en la sede o en el Dinko. Quedamos 50 alojados en el Refugio y 28 alojados en el Dinko, todos entendieron esta limitación.

El tercer desafío organizativo fue darle un matiz de seguridad al evento en cuanto a contagios, y para ello optamos por comprometer (sin obligar) a la mayor cantidad de participantes a que 48 horas antes del viaje hagan un hisopado, a condición que -desde ya- si daban positivo deberían darse de baja del evento. De los casi 80 participantes, 49 hicieron el análisis, dando negativo. Este proceso estuvo acompañado por uno de los médicos que participaba del Desafío que consiguió realizar los test de forma más sencilla y colaboró con el control de los resultados, el Dr. Enrique Gobbi. Ello ayudó a minimizar los riesgos de contagios pero fundamentalmente a llevar tranquilidad a la gente y al personal del Refugio. La medida resultó apropiada ya que a la vuelta del viaje todos se hisoparon y todavía no se reportó ningún caso positivo.

La otra novedad de este año fue la espontánea y excelente organización de los entrenamientos (trias) los sábados en VDM, motorizada por Sebastián Martínez, Diego Camps, Santiago Luzuriaga y Leocadio Vilamajo. Estas 8 fechas casi obligadas de entrenamientos constaron de fuertes sesiones de natación con boyas y sin boyas, bicicleta y pedestrismo. La Sede contribuyó en gran medida para que todo saliera bien. El grupo comenzó a conocerse en esas sesiones y eso favoreció a la integración, compañerismo y diversión en el Catedral, donde las caras conocidas ya eran amigas y las sonrisas se multiplicaron. 

Lo mismo, pudimos realizar 3 sesiones de entrenamientos de Kayak en San Isidro, que fueron organizadas, acompañadas (y también remolcadas... literalmente) por Gonzalo Serra y Julieta Amuchastegui.

Respecto al equipo de organización, se sumó Tomás “Toto” Allende e Ignacio “Tati” Taccari este año, quienes con Rosario “Rochi” González Morón ayudaron al Capitán de Natación Nicolas Cermesoni y al Director General de la prueba Facundo Beltrán, en todos los detalles, les estamos agradecidos profundamente.

Como siempre la organización de los traslados la nucleó Dieguito Camps, que facilitó a todos contratar un transfer a un costo muy inferior al de mercado.

Aprovechando la presencia de Eduardo Imposti, el Capitán de Andinismo, se realizó también de manera organizada como actividad previa, una salida de bautismo de escalada al Cerro San Martin, donde participaron alrededor de 20 competidores del desafío, escalamos las vías de la pared "Génesis" solo a media hora de distancia de caminata del Refugio y luego bajaron al Gutiérrez a realizar los bautismos de aguas abiertas necesarios para la prueba combinada.

 

II. La Carrera

El resultado de todo esto fue realmente impresionante en el día de competencia, sábado 6, donde el tiempo acompañó más de lo que hubiésemos deseado. El Lago Moreno estaba más templado que años anteriores y se hizo muy confortable realizar la primera etapa de natación de 1670 metros exactos, con un boyado que acompañaba suavemente la costa y donde se podía ver siempre el "veril" que bajaba a las profundidades.

Nos escoltaron kayaks con voluntarios, kayaks de seguridad con guardavidas a bordo, una lancha, una moto de agua de prefectura, dos buzos tácticos de rescate de prefectura y un gomón también de la misma fuerza. Asimismo custodiaban tanto la parte de agua como el recorrido de bicicleta una ambulancia de Vittal y dos puestos de paramédicos.

Salimos del agua aturdidos y mareados algunos, por los 30 minutos promedio que estuvimos dando brazadas entre los demás, y observando lo diáfano del azul del Moreno con visibilidad plena. Tomamos los kayaks y nos sorprendimos del viento en la punta de la bahía, las olas nos hacían perder un poco el ritmo y el precario equilibrio de estar erguidos y a la vez estables en un kayak abierto doble. Las paladas y las caras de concentración para superar esos 4.3 km de remo haciendo dos vueltas. Hubo un par de abordajes (choques) fuertes, algunos chapuzones, otros se tiraban agua entre las parejas y todos alentaban unos a otros.

Las corridas de las transiciones llenas de complicidad y compañerismo, gestos de una especie de competidor que privilegia las personas por sobre todo lo demás. Risas, corridas, fotos, trajes de goma volando, bananas y arena, mezcladas en los apuros de ponerse las zapatillas -llenas de piedritas- para salir raudos a que nos den las bicicletas y cascos que cada uno ya tenía por nombre y número asignadas y así entrar en la concentración del recorrido en bicicleta por el balcón del Moreno, el arroyo casa de piedra, Villa los Coihues y finalmente la "tortura" de la subida la balcón del Gutiérrez, no sin pasar por "bumps", arena, piedras y bajadas con raíces.

La bajada final a la Villa Catedral desde el balcón del Gutiérrez era un bálsamo para los cuádriceps ya cansados.... y la última subida a la Capillita de la Villa, una oración para bajar ya a la imponente arcada de la Sede Catedral, donde nos asisten los planilleros para reponer energía y salir hacia el trekking.

Con lo último de nuestros alientos, tratando de mover o hacer reaccionar a nuestras piernas que de a poco comenzaban a aclimatarse para la última etapa se empezaban a soltar del agarrotamiento de la bici. Entrando por la rampa de la ”séxtuple” de la base del Catedral, la picada se transformó en una feroz –violenta, agresiva, tortuosa, matadora y otros adjetivos más que no podemos reproducir de los participantes…- subida vertical de no menos de 300 metros, donde respirar a ritmo resultaba difícil y los rebuznos de los participantes muy audibles hacían eco en el Cerro que sin nieve y en soledad representaba también un paisaje imponente, dando la última batalla al recorrido. Terminaron la subida en los caminos de bosques de lenga debajo de las torres de los teleféricos para luego conectar con 1200 y empezar a ver la bajada... por suerte!.

Los ayudantes de Iván Bonacalza indicando el camino y cuidando de cada uno que pasaba avisando sus nombres por Handy al jefe de planilleros Gustavo “el Pai” Schmidt, y las marcas con los banderines del Club nos guiaban a toda máquina (o lo que quedaba de ella) hacia el final de la carrera. Las emociones afloraban mezcladas con los gritos de aliento de los que llegaban en la bicicleta... no daban más y todavía había que seguir metiéndole en la subida a la calle que daba el Refugio que no por nada se llama “del Alto”.

La llegada, las caras de algunos que pensaban que no lo lograrían, salir de su zona de confort, saber que si pueden, todo el esfuerzo de los entrenamientos, la incertidumbre, los dolores y la alegría resumida en un abrazo, en un gracias… cuántas emociones!

 

III. El tercer tiempo

La gran mayoría completó todo el recorrido, no hubo un solo accidente o caída; anecdotarios, chistes, elongación y unos ricos choripanes que nos dio la Sede completaron la tarde hasta la entrega de las medallas de los "finisher", asado, cordero y cerveza artesanal; y del anuncio de los que hicieron los mejores tiempos tanto en forma individual como en pareja, porque ganadores en realidad fueron todos los que experimentaron ese día lleno de intensidad, aire de sur, montañas y paisajes imborrables.

La Sede como siempre, de la mano de la familia Mavric recibió a los deportistas con hospitalidad y la excelencia que la caracteriza.

El lujo de tener un Club que nos llene de amigos y deporte cada día más. Se vivieron momentos de permanente juego limpio deportivo como las dos primeras parejas llegando los 4 juntos en un abrazo y en esta edición hubo tres parejas de padres con sus hijos lo que nos llena de alegría.

 

En el final, tuvimos las palabras de un invitado especial, el presidente del Club de Corredores que le dio también un toque especial al evento, Sebastián Tagle que también corrió en pareja con su hijo. Luego Magda Servente contó a los presentes la historia cronológica del Refugio y cerró Luchi -nuestra Capitana de Hockey- con unas palabras muy certeras de lo que es el corazón de nuestro Club, socios de distintas sedes, deportes, edades reunidos en un mismo evento, divirtiéndose y haciendo deporte; un club con visión UNIVERSAL.

 

Luego, ya de regreso en nuestras casas, llegaría el intercambio de “whatsapps” en el grupo con agradecimientos, vivencias y mucha emoción vivida. 

Escribía Lionel Thomas "Todavía no lo puedo creer. Gracias Cuba!!!. Gracias a todos los organizadores, ayudantes, compañeros, amigos. Además de revivir el refugio 35 años después, pude reencontrarme con amistades de tantos años. Me sirvió para revivir muchos recuerdos. INFINITAS GRACIAS!!!. Cuba es el mejor club del mundo" y Magda Servente y Guido Pinto " Se acaba la aventura para nosotros, agradecer es poco!! Fueron 4 días de aventuras y sobre todo camaradería. Somos realmente unos privilegiados por haber vivido esto. Por muchos más. Abrazos a todos!!" solo por mencionar alguno de los mensajes más representativos del sentir general.

Sin dudas esta edición levantó el nivel de tiempos y competidores, haciéndola cada vez más picante… hay que ponerse ya a entrenar, no hay tiempo que perder.

Por más Desafíos juntos!! Vamos que vamos!

 


Agradecimientos:

Al Director Técnico de la carrera, Ivan Bonacalza.

Al Staff de organización Toto, Tati, Rochi.

Al staff del Refugio, Mariano y Daniela por su cariño y predisposición inquebrantable para que todo salga bien.

A la Subcomisión de Sede, Goyo Gras Goyena a la cabeza.

A los profesores de Natación del Club que nos ayudaron a entrenar: Cristian, Gustavo y Grisel.

A la gente del Dinko, Fede Green a la cabeza.

A Sebas Martinez, Santi Gnomo, Dieguito Camps por liderar los entrenamientos de VDM y Negro Vilamajo por coordinación de sede.

Al Club Andino Bariloche y sus autoridades en cabeza de Jorge Mroz por el apoyo y préstamo de postes, cañas, boyas y equipos de marcación

A Daniel De Bries, Tomás Orol y Matias Butazzi por su dedicación.

A la Prefectura Naval sede Bariloche y a la Municipalidad de San Carlos de Bariloche por su apoyo y cobertura del evento.

A Quique Gobbi por prestar su tiempo y conocimiento.

A Gustavo Schmidt por ser jefe de planilleros y organizador del control de tiempos, por estar al pie del cañón. Y a todo el equipo de planilleros voluntarios que lo acompañó.

Al eterno Enrique "carrascosa" López por la paciencia de esperarnos en cada traslado.

A los guardavidas de Bariloche.

A los ayudantes y planilleros que sacaron fotos y ayudaron incondicionalmente.

 


Ahora los testimonios:

 

"Mucho más que una foto"

Diciembre 2019, yo quería correr el Desafío Catedral con mi hijo Mateo, en aquel momento de 17 años y tener una foto llegando juntos a la meta. No nos pusimos las pilas para entrenar, sin embargo, nos propusimos correrlo al año siguiente, por lo tanto, la foto tendría que esperar un año más.

Año 2020, viene la pandemia, la cuarentena y lo que todos sabemos, seguramente el Desafío no se realizaría, por lo tanto,tampoco tendría mi foto, PERO…… en Diciembre empiezan a aparecer los primeros flyers y noticias del Desafío 2021. Esta vez sí nos propusimos entrenar, en mi caso aprender a nadar y lograr llegar a la meta juntos abrazados para mi tan ansiada foto. A fines de ese mismo mes estábamos yendo a la pileta a hacer unos largos semanales, trotar y salir en bici.

Llega principios de Enero y… COVID positivo para mí, el resultado fueron cinco días con 39° de fiebre y 3 días posteriores de internación por precaución. Otra vez se venía abajo mi “sueño”.

Salí de la internación muy caído, y pensando en bajarme de la competencia, pero Mateo insistió para entrenar a full, diciéndome que él me acompañaba en mi decisión; lo que me volvió a dar la ilusión de llegar a la meta abrazados para la foto (que pensaba poner en mi perfil). Ya era principios de Febrero, habíamos perdido un mes de entrenamiento de los dos que teníamos para prepararnos. Fue un mes de mucho entrenamiento, empujando a Mateo a que me acompañe, pensando sobre todo para que él no la pase mal en la carrera.

Llegó Marzo y también llegaron los nervios. ¿Llegaríamos a terminar?? No tenía claro a qué nos enfrentábamos … ¿Estábamos en condiciones?? Yo sabía que me faltaba tiempo de entrenamiento y sobretodo de natación, en cambio Mateo mostraba tranquilidad y seguridad.

02 de Marzo, avión a Bariloche, nos quedaban 3 días para la carrera, que íbamos a usar para bautizarnos en las aguas frías del lago, usando trajes de neoprene, todo una novedad para ambos.

El viernes por la noche, víspera de la carrera, desvelo total para mí a las 3:00 am.  ¿Dónde nos habíamos metido?? ¿Valía la pena?? Mientras tanto, Mateo dormía como un bebé.

Sábado, finalmente llegó el día. Después de la nadada, que en mi caso fue con mucho esfuerzo y un paseo para Mateo, nos juntamos para el kayak. Y así comenzar a seguir juntos las tres siguientes disciplinas, teniendo en mi mente, el objetivo de llegar abrazados a la meta y sacarnos la foto para mi perfil.

Pasamos el kayak y nos subimos a la bici, los primeros kilómetros, íbamos rueda con rueda, Mateo adelante, yo muy concentrado para no perder su ritmo. Él comenzó a pedir rapidez, cosa a la que yo no podía responder, por lo tanto de a poco comenzó a avanzar y separarse de mí….”Esperaaaaaa Mateo”, pensaba ….”YO quiero llegar juntos para la foto en la llegada”!!!!! En un momento no lo vi más……

Seguramente me esperaría en el refugio para hacer la última parte del trekking juntos y así sacarnos la foto. Pero eso nunca sucedió, lo vería la siguiente vez, ya en la base del cerro Catedral cuando yo comenzaba el ascenso y él estaba por terminar la carrera, a 5 minutos de la 

llegada.

Mi foto de perfil (tal cual la imaginaba) no iba a poder ser, esa ilusión por la que me había anotado, no se concretaría pese a todo lo que había hecho. Con mucho esfuerzo subí a 1.200 y bajé caminando, mientras pensaba…” el año que viene tengo que entrenar más así corro a la par de Mateo”.

Llegué solo a la meta, sin ninguna foto (ni siquiera solo), mis amigos me abrazaban y felicitaban, reconociendo lo que me había costado concretar la carrera.

Mateo, quien estaba hacía una hora y diez minutos esperándome (en un momento había salido preocupado a buscarme porque no llegaba), también me abrazó. Ahí fue, cuando con ese abrazo, me di cuenta que había concretado un objetivo mucho más importante que tener una foto de perfil. En ese momento interpreté que Mateo me estaba diciendo…” Papá, gracias por todo lo que hiciste por mí, pero yo ya estoy listo para correr mi propia carrera”.

Ignacio Petrecolla

 

“Desafío"

Se avecinaba un verano largo y dudoso con un combo de adolescencia y COVID. Cuando se empezó a promocionar el III DESAFÍO CATEDRAL, no lo dudé y lo consulté con mi hijo quien enseguida agarró viaje.

Fueron días y días de entrenamiento conjunto. Sin embargo, no todas fueron rosas. Cerca de la fecha, como todo adolescente, empezó a aflojar; no quería entrenar más, salidas con amigos, previas, etc. Mis miedos aumentaron exponencialmente por mí y por él. El Desafío empezó a quitarme el sueño y literalmente me despertaba de noche con pesadillas. A esta altura era imposible recular así que: “ Al infinito y más allá …!Allá vamos con el objetivo que le pudiera quedar a él,  en algún lugar de su joven espíritu , una pincelada   de la felicidad y la alegría que da el deporte.

Este objetivo fue cumplido muchísimo más de lo esperado y tengo la convicción que quedarán más de una pincelada, tanto para él como para mí.

Tuvimos la gran posibilidad de participar en este III Desafío donde además de compartir el deporte en un alto nivel de exigencia, nos encontramos con personas que en muchos casos se convirtieron en “ ángeles “ que constantemente aparecían en el momento justo dándonos consejos prácticos y palabras de aliento.

Fueron todas puertas que se abrieron !

Siempre GRACIAS querido CUBA !

Marcela Perrone

Nicolás Goñi

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