Travesía por las Cinco Lagunas de Bariloche: una aventura de bosque, nieve y hielo

Crónica de Felipe Gorostiaga

Luego de la gran aventura de Cuatro Refugios con CUBA en diciembre de 2023, buscaba nuevos horizontes para explorar nuestra tan bella Patagonia. Cuando recibí el mensaje en el grupo de CUBA Andinismo con todas las salidas del año y vi la de Cinco Lagunas, no dudé ni un segundo; ya sabía exactamente lo que quería. Un recorrido único, con excelentes vistas al Tronador, sendas poco transitadas y cinco lagunas en las alturas, ¿qué más se podía pedir? Reservé mi cupo y ya me puse a estudiar el recorrido que haríamos en unos meses.

Llegada la fecha de partida me encontré con los que serían mis compañeros de esta aventura en la picada de Laguna Negra, nuestro primer objetivo. Junto a Nicolas Laffaye, Hernán Moreno, Carlos Gomez Nardo y nuestros guías, Oki y Vera, comenzamos el ascenso por el bosque de pinos que lentamente iba transformándose, dejando lugar a las especies autóctonas.

Con la compañía del murmullo constante del arroyo Goye, comenzaron las charlas y lentamente nos fuimos conociendo. Antes casi extraños, ahora se convertían en mis compañeros con los que compartiría cinco días y cuatro noches, unidos por el mismo objetivo y la búsqueda de plenitud, la cual abunda en la montaña si uno sabe dónde buscar.

Llegados a Laguna Negra a eso de las cinco de la tarde, comenzamos a hacer las carpas y nos recibió una nevada. Aprovechando la oportunidad nos fuimos al refugio a picar algo, tomar unos mates y configurar los crampones para el día siguiente, que nos esperaba con el desafío de dar la vuelta a la laguna por los bordes congelados. Entre mate y mate se fueron asomando los rayos de sol entre las nubes, que lentamente se esfumaron en el horizonte dejando el cielo despejado y dando lugar a un poco de calor. Se presentaba el momento para dar inicio a uno de mis objetivos: meterme en las cinco lagunas del recorrido. Intentando controlar la respiración me sumergí en el agua congelada de la laguna, desde el refugio me miraban como si estuviese loco; yo me sentía cada vez más vivo.

La primera noche fue fría, mucho más de lo que esperaba. Entre el frío y los ronquidos el sueño fue ligero e intermitente. Cuando se asomaron los primeros rayos de sol de la mañana me abalancé sobre las piedras a unos metros del campamento a calentarme, necesitaba deshacerme del frío urgentemente. Mientras desaparecía el frío de la noche, el sol pintaba las montañas de dorado y nos daba la bienvenida para lo que sería nuestro segundo día de andar.

Con crampones puestos y ensillados -como decía Oki- comenzamos nuestro recorrido hacia la Laguna CAB. Entre filos, ríos, y valles llegamos a la última subida, donde arriba nos esperaba la laguna. La senda se desdibujaba en el bosque y ya no se veían marcas por ningún lado. El grupo se mantuvo firme por el objetivo y, con la confianza depositada en nuestros guías, fuimos encontrando espacios entre los troncos caídos y cañas de colihue para continuar el ascenso. Cuando los espacios no se presentaban jabaliceamos haciendo de estos a la fuerza. Luego de una ardua subida, llenos de tierra, restos de plantas y algún que otro rayón, llegamos finalmente a la Laguna CAB. Con aires de alivio y éxito festejamos dejar atrás esa senda cuasi-inexistente, pero todavía quedaba un desafío por delante: bordear la laguna hasta el otro lado caminando por el agua helada. Entre el frío y las piedras que pinchaban los pies caminamos hasta llegar a lo que sería nuestro campamento por la noche. Y claro, no faltó el chapuzón en la laguna.

Luego de una comida caliente, cada uno calificando el gusto que le tocaba de su bolsita de Camps (comida liofilizada), nos acostamos temprano para prepararnos para lo que sería el día más duro de la travesía: subir el Cerro CAB, bajar y transitar el Mallín de las Vueltas, subir el Cerro Cristal y bajar por el otro lado hasta llegar a la laguna Cretón, nuestro tercer objetivo.

La noche fue menos fría pero los ronquidos no faltaron. En la mitad de la noche se escucharon unos gritos en la carpa de al lado, desatando una oleada de adrenalina y miedo por lo que podría estar pasando, hasta que se transformó en risas cuando entendí que era solo alguien hablando dormido. La mañana dio que hablar. Entre risas comentamos sobre los gritos mientras preparábamos la mochila para ensillar y encarar el día. Salimos bien temprano por la mañana, con los primeros rayos de sol asomándose tímidamente en el horizonte. No teníamos tiempo que perder.

El día estuvo lleno de desafíos, pero nunca faltaron los comentarios alentadores de Oki y la calma de Vera, una combinación de contraste armónico que nos hacía sentir que podíamos con todo. Entre charlas sobre las aventuras de Perito Moreno, datos curiosos que nos contaba Oki y algún que otro “suuuuube” cuando la picada se ponía empinada fue transcurriendo nuestro tercer día en la montaña. No faltaron las preguntas sobre cada cerro, valle o curso de agua cuyos nombres e historias queríamos saber. Oki y Vera nos respondían con naturalidad, como si este paraíso formara parte del jardín de su casa.

Cuando tocaba una bajada en la que podíamos hacer culipatín, el grupo, que parecía cansado por el desgaste de la travesía, recibía un inyección de energía y el aire se inundaba de sonrisas como si volviéramos a ser niños. Colapinto (también iba por Carlos) marcaba récords de velocidad y hasta dejó un bolsillo del pantalón en el camino por el roce con la nieve. Estas escenas me recordaban a la frase de Nietzsche:

“La madurez del hombre es haber vuelto
a encontrar la seriedad con la que jugaba
cuando era niño”.

Acá no quedaba duda, la montaña nos estaba haciendo madurar.

Sintonizando la radio AM de Oki - a veces se entremezclaba la señal FM con unos temas - seguimos a paso firme entre la nieve y las rocas hasta llegar a los piletones del río que bajaba de la Laguna Cretón, donde la palabra belleza se queda corta. No faltó el chapuzón en este agua cristalina, y helada por supuesto, pero teníamos sol para calentarnos luego. El día más duro había terminado, el grupo se consolidaba y nos sentíamos listos para todo.

Durante la noche no faltaron los gritos y los ronquidos, ya no motivo de susto sino de risas que se escuchaban entre las carpas. Aprovechamos para dormir más que las noches anteriores ya que sabíamos que el próximo día estaríamos holgados de tiempo para llegar a nuestro último objetivo, la Laguna Ilón.

Las vistas del Tronador y el Brazo Tristeza del Nahuel Huapí nos dejaban perplejos. No podía dejar de pensar, hace cuatro días estaba trabajando en mi computadora y ahora estaba ahí, inmerso en la naturaleza, en completo presente, desconectado del mundo digital pero conectado con algo más, algo difícil de poner en palabras. Me hacía sentir chiquito, vulnerable, pero al mismo tiempo completo y parte de algo más grande.

Camino a Ilón pasamos por la cuarta laguna, la Laguna Jujuy. Esta me negó la posibilidad del baño helado; estaba completamente congelada. Bajo una capa de nieve y hielo se volvía difícil siquiera de ver dónde estaba. Estoy obligado a volver.

Luego de varios culipatines, resbalones y mojarnos la botas en el Mallín de Ricardo llegamos a la última laguna del recorrido. Con un agua mas cálida y una vista al Tronador imperdible disfrutamos de unos mates, charlas, metidas en la laguna y una muy merecida siesta en la playa de arena.

En nuestro último día, dejamos el peso de la mochila en el campamento y con pies ligeros fuimos a La Mirada del Doctor, donde nos esperaba una de las vistas mas privilegiadas de la zona. La bajada hacia Pampa Linda se hizo sentir en nuestras piernas, pero el cansancio era dulce: habíamos culminado una travesía inolvidable. Al llegar a destino, nos fundimos en abrazos y celebraciones por lo que habíamos vivido. Comimos un merecido sándwich de milanesa completo y emprendimos la vuelta en el transfer, igual de cansados que contentos.

Dedicado a mi hermano, Marcos Gorostiaga, quien supo encontrar en la montaña, no solo un espacio para la aventura, sino también la seriedad y la madurez que otorga enfrentarse a la naturaleza en su estado más puro.

 

Galeria de fotos: 

Su opinión nos interesa

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
5 + 4 =