Lo primordial en la práctica del aikido es vencerse a uno mismo, «masakatsu agatsu katsuhayabi» (victoria final sobre uno mismo, aquí y ahora). En síntesis, en el Aikido uno no busca derrotar al oponente sino que se busca forjar el carácter y la unificación del cuerpo, mente y espíritu mediante el entrenamiento constante.

Mis primeros pasos en este hermoso camino fueron en marzo de 2016, que me encontraba en Villa María (Córdoba) porque me había mudado con mi familia de Buenos Aires en búsqueda de una mejor calidad de vida. Tuve la gracia de poder practicar en el Dojo Villa María, que está dirigido por Sensei Galdeano y Sensei Cerri, quienes me han enseñado y despertaron en mí el amor por este arte de lo que estoy muy agradecido, todo bajo la tutela de Sensei Morales. También tuve la suerte de poder practicar, cada vez que venía a visitar a mi familia y amigos en Buenos Aires, en CUBA que me han tratado muy bien comenzando desde Sensei Strugo hasta mis compañeros.

Hoy en día estoy viviendo en San Antonio de Areco. Pese a la distancia sigo practicando, ahora en CUBA, donde no veo mi vida sin AIKIDO, ya que como se dice ... ”vino para quedarse”... ya que me ha enseñado a trabajar la paciencia, la constancia y tener siempre una mente abierta para poder aprender siempre cualquier detalle que se vea en cada práctica.